viernes, 9 de diciembre de 2011

El Policía de mi ruta

Cada mañana me encuentro al policía que guía el tránsito en mi ruta matutina. Cuando todos van o mejor dicho vamos en la loca carrera de la mañana. Tan pronto me voy acercando a la avenida principal se siente el tumulto de carros que tratan de salir hacia sus distintas rutas. Hay varios policías que dirigen el transito en diversas luces, pero el policía que baila. Ah! el policía que baila, ese me tiene conquistada.

Cada mañana este policía alegra la vida de los que por allí transitamos. Los bocinazos se convierten en toques de los viajeros para saludar al guardia quien amablemente saluda y tiene diversos gestos para los que ya nos hemos convertido en su público. Resulta sorprendente como los rostros de las personas se ven sonrientes, sacando sus manos para saludar, cediendo el paso a otros. Una dinámica poco usual sobre todo a esa difícil hora de las siete de la mañana donde pareciese que hay mas carros que habitantes en el país.

Mi relación con este oficial del orden público ha ido evolucionando como la de otros viajeros. Al principio era de observarlo y reírme en silencio, ante sus curiosos pasos de baile sin música en medio del semáforo, o verlo bailando y a la vez tomando café, o ver como la gente se paraba a darle agua u otras cosas. Los camioneros tocando sus bocinas para saludarlo y hasta el que vende el periódico se consiguió un pito y en ocasiones lo he visto ayudando a dirigir transito con una gran sonrisa.

Llegó el día en que mi mirada se cruzó con la de éste personaje y desde ese momento el policía tiene su propio ritual cuando paso cerca de su semáforo. Sin dejar de bailar, planta su gran sonrisa, me hace un gesto de admiración y me dice adiós. Yo le sonrío y le digo adiós como si nos conociéramos de toda la vida. Incluso recibo con agrado sus gestos de piropo, cosa que protestaría de cualquier otro extraño.


Y es que este policía rompe los esquemas y reinventa formas de hacer su trabajo con una alegría que contagia el ambiente. Más que señalar a la gente cuando pasar y cuando detenerse, este policía se hace amigo de los civiles en medio de vía. Regala un comienzo de día en el que inspira a sacar lo mejor del alma, espantando el mal humor y esa furia que invade a algunos tan pronto se suben a sus vehículos. Pienso que si cada mañana más puertorriqueños bailásemos, sonriésemos, y saludásemos a nuestros paisanos como lo hace este guardia quizás habría menos accidentes en las carreteras.

De momento me surge la pregunta de cuál será su receta mantener en alto su ánimo cada mañana en medio del smoke, los carros y el calor del sol. Y me disculpan los que viajan por mi ruta si un día se forma un gran tapón en plena vía y de momento me encuentran bailando en medio de la calle con el policía amigo…

2 comentarios:

Mariela dijo...

excelente lo q escribes!!! este hombre realmente alegra la mañana de todos los q lo encuentran a su paso!!! hace l diferencia!!!

Enilda dijo...

Es necesario que este policia sea asignado a la Academia de Policias, claro con tu permiso por supuesto pues te lo arrebatariamos de la ruta. Me encanto!

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Puerto Rico
Bienvenido (a) este espacio de compartir aquello que me dice el amor luego de veinte años de convivir con el dolor y las luchas de mujeres y hombres en Puerto Rico y más allá de nuestras fronteras. Quienes con sus vidas me han ofrecido profundas lecciones sobre lo que es la vida y las razones para seguir apostando al amor como única respuesta...