miércoles, 26 de noviembre de 2008

Por si nos preguntamos que celebramos en Navidad....


Cuando el mundo empieza navidad nosotros empezamos adviento. Decidimos detenernos para cuestionar la vorágine que se nos viene encima y nos llena la mente de polvo y la casa de cosas que no nos dejan respirar el oxigeno fresco que nos ofrece este tiempo. Decidimos detenernos para que antes de que nos veamos en la carrera del consumo podamos filtrar nuestros anhelos de lo que aspiramos a vivir.

Hacemos un alto para revisar que nos plantea la navidad. Porqué y para qué se dio aquella primera navidad que nos preparamos a recordar y celebrar. Revisamos como vamos caminando en la construcción de ese Reino por el cual nació el salvador. No nos quedamos en el pesebre sino que miramos el futuro. El pesebre nos lanza a la segunda venida del Cristo, a lo que está por trabajarse para enfocar nuestro espíritu hacia ese anhelo de la vivencia del reino por el cual nació el niño Dios.

Cristo nació para liberarnos, para demostrarnos otra posibilidad de vida donde el amor sea una realidad. Nos trajo con su nacimiento, muerte y resurrección una nueva propuesta de vida, una revolución contra los esquemas que han desviado a la persona de su realización. Vino a demostrar de que se trata la existencia, vino para dejarnos una vía a seguir.

Los judíos esperaban a un salvador con las condiciones de los reyes de aquella época. Sin embargo la historia nos dice que Jesús escogió otra manera de nacer e hizo otras elecciones en sus relaciones para mostrarnos la verdad sobre lo que somos. Este es el misterio de la venida del salvador: mostrar a la persona un camino de liberación, para que cada individuo encuentre su realización mediante la vivencia del amor.

Dios es amor, es relación. La relación es donde podemos encontrar la máxima expresión del amor. Padre-Hijo-Espíritu Santo. ”Que todos sean uno como tu y yo somos uno” Dios nos crea a su imagen y semejanza para que vivamos en relación, para que amemos. Con la venida de Jesús, Dios se hace hombre para demostrarnos como se vive el amor mediante las relaciones. Nos mostró que la ley de amor es más grande que los preceptos. Por eso escoge nacer en un pesebre en medio de condiciones políticas difíciles, por eso se relacionó con leprosos, prostitutas, marginados, cuestionó la falsedad del culto y propuso la vida en comunidad para poder compartirlo todo, empezando por el ser. Por eso invito a otros a ser parte de su vida pública en un camino lleno de imperfecciones pero en relación. Escogió actos sensibles para mostrar la ternura y actos radicales para denunciar la hipocresía. Abrió su corazón a todos. Esto y mucho más se nos muestra con lo que celebramos en navidad.

Pero creo que no es para quedarnos en reflexión sino para relanzarnos a la acción. Para ello, primero hay que revisar el corazón y las convicciones que nos mueven para así poder decidir cual es nuestra opción, que camino vamos a seguir, a que propuesta vamos a responder. El Reino se da entre nosotros cuando vencemos sobre los esquemas de la calle... Cuando no respondo a la violencia con más violencia, entonces está Reinando Dios en esa situación... cuando doy generosamente, Dios Reina sobre el egoísmo... cuando digo la verdad y actuó honestamente, Dios reina sobre la mentira... El Reino se vuelve realidad con decisiones de cada uno/a de nosotros/as... Somos quienes adelantan o atrasan el final que Dios sueña.

Luego tendríamos que mirar el proyecto social comunitario, hacia donde vamos, que buscamos y como lo buscamos. De que forma vamos a responder a las propuestas actuales del materialismo e individualismo que tenemos instaladas como formas de vida y que guían el sistema que nos rige. Pero sobre todo, como vamos a responder en relación, cómo vamos a construir con y desde el otro, cómo vamos a transformar nuestro pesebre interior en un lugar para que la humanidad habite y encuentre posada, en lugar para que se puedan gestar las nuevas iniciativas regenerativas del planeta desde la vida, verdad y amor que Jesús nos comunica cada navidad.

Mis mayores ansias de que este tiempo de revisión nos regale una navidad en la que nuestros corazones renazcan a la ternura y radicalidad que vivió Jesús. Y que sea llena de alegría…

(Gracias, Emma, P. Feliciano, Bamby, P. Domingo, Carmen y Rafy por ayudarme ver)



Lourdes Ortiz
Nov 2008

martes, 11 de noviembre de 2008

El Vaticano y el Ponchador

Les comparto este titular, pues creo que nos plantea una reflexión. La acción del Vaticano de empezar un plan para rescatar la política de méritos, yo diría de ética en el trabajo. “El Vaticano le establece tarjeta de ponchar a su personal” lee la noticia. Esto ante los retrasos o tradanzas del personal a sus funciones. No me sorprende, pero no dejo de cuestionarme cómo vemos a todos los niveles el derrumbe de los valores relacionados con la honestidad y moral.

Acá en Puerto Rico, le llamamos “hora puertorriqueña” a aquella que hemos establecido para llegar tarde o empezar los eventos fuera de la hora planificada. Alrededor de eso toda una cultura de la tardanza y justificaciones reactivas que van desde los tapones hasta el “pamper” del bebé. La cosa es que pareciese que tenemos un reloj biológico, que nos lleva a la impuntualidad como norma de operación en los trabajos y en la vida.

En la Comunidad de Aprendizaje del Centro, hemos confrontado en infinidad de ocasiones este esquema de mediocridad que ni siquiera toma en cuenta a los que sí cumplen. En ese confrontar, hemos visto cambios sin necesidad de ponchador, aunque a veces hay quien en la desesperación propone que hay que poner un ponchador para que la gente cumpla... A lo cual yo me he negado y me negaré. En principio, pues creo que cada persona fue dotada con la posibilidad de guiar su vida y su destino. De decidir cómo manejar cada aspecto de su vida, incluyendo el tiempo. También creo que en los centros universitarios se debe formar a la persona para asumir su destino y ser agente de cambio en la sociedad. Por lo tanto, una cosa tan básica como seguir un horario, “debería” ser parte de lo adquirido en esta formación. Pero bueno, cuantos cuentos escucho de profes que llegan tarde, o no llegan y ni siquiera se excusan.

Lo curioso es que en el Centro hemos descubierto que la confrontación se convierte en una especie de ponchador, pues si no se usa continuamente, las tardanzas se reanudan. Es como la mala “yerba”, que por más que tratamos, no la logramos erradicar. Recuerdo que en una reunión, pasada la hora de comenzar y en medio de la confrontación, me cuentan que entró una persona de la comunidad paseándose por el salón de reuniones de lo más feliz. No me sorprendió cuando lo supe, pues así mismo los legisladores llegan tarde al capitolio cuando ya todo ha empezado, se pasean y se saludan como si no estuviese ocurriendo nada. Así mismo, llegamos tarde los feligreses a la misa, los médicos a ver sus pacientes que llevan horas esperándolos, y ya ven, hasta los que trabajan con del Papa llegan tarde y hay que ponerles ponchador para rescatar ese mérito…

Les cuento, que también he pensado en los mensajes hermosos que recibo, donde se nos invita a no dejar para mañana el expresar el amor a la gente que decimos valorar. Hasta para eso vivimos a destiempo. Hasta eso nos lo tienen que recordar de mil formas, pues si no, se nos olvida o lo decimos cuando ya la persona no está, o simplemente ni aún después de muerto se lo decimos. ¿Que problema con los tiempos y destiempos, no? Lo peor es que esto se trasfiere a las responsabilidades del trabajo, la familia y la vida. Pagamos las cuentas tarde, olvidamos los compromisos del trabajo, dejamos para después el juego con nuestros hijos (as), andamos tarde con los estudios, asuntos de salud, etc.

Nada, que sólo lo comparto para aquellos que no nos conformamos con esos paradigmas que nos rondan y a veces se nos instalan. Aquellos que velamos nuestra conciencia de esos virus que se han infiltrado en nuestra sociedad. Yo ya no los quiero cerca de mí, pues me han robado mucho espacio de cultivar lo bueno, bello y verdadero. Les invito y me invito, mirar lo pequeño que encierra lo grande, como el valor de las personas a nuestro alrededor que se esfuerzan por vivir una vida de principios. Celebremos junto a aquellos que se han cansado de la tibieza y la mentira de la deshonestidad y emprenden con sus acciones actos valerosos en lo cotidiano de sus acciones. Como por ejemplo Margarita, la microempresaria de la cafetería del Centro, quien llueve truene o ventee, llega tempranito para que todos tengan su cafecito esperándolos. Mucha gente como los porteadores públicos, el policía que dirige el tránsito en la luz de mi barrio (y lo hace bien mientras canta y baila) quien siempre está allí a la hora pico y me dice adiós con una gran sonrisa. A todos los que madrugan diariamente y cumplen con felicidad su jornada de trabajo, sin andar buscando escaparse más temprano o salir volando a la hora de salida, como si alguien los persiguiera. Creo que es la única hora del día donde muchos somos súper puntuales. A Aquellos que ponen el corazón en lo que hacen y se gozan el trabajo duro esperando por recompensa el ver a otros alcanzando sus sueños.

Gente de principios que para mí son la esperanza y a la larga creo que son los que se necesitan para la siembra, pues sin ellos (ellas), los nuevos héroes de la llanura, ni Obama por allá o Fortuño por acá…, podrán sacar del pantano del deterioro social a nuestro querido terruño.

Hoy, el Vaticano nos alerta de que si no andamos en conciencia constante con cada acto de nuestras vidas…, no habrá ni iglesias ni ponchadores que nos devuelva a la ruta de los valores y principios.

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Bienvenido (a) este espacio de compartir aquello que me dice el amor luego de veinte años de convivir con el dolor y las luchas de mujeres y hombres en Puerto Rico y más allá de nuestras fronteras. Quienes con sus vidas me han ofrecido profundas lecciones sobre lo que es la vida y las razones para seguir apostando al amor como única respuesta...