miércoles, 28 de diciembre de 2011

Espiritualidad Maya desde una pentecostal

Verónica Pérez
Nicaragüense
Docente de Biblia y Teología


Para empezar debo decir que mi conocimiento acerca de la espiritualidad maya es a partir de la experiencia vivida en el cada día, compartiendo con personas que desearon darme a conocer su historia, riqueza y fe.

 Desde niña quise conocer Guatemala, tendría 10 años, cuando mi deseo era conocer y ver los “indios” (forma en que en el resto de países de Centroamérica se conocen a los indígenas de Guatemala, aunque para nosotros es un término peyorativo) de acá, la curiosidad era porque eran diferentes a nosotros.

Y por razones de mi trabajo empecé a investigar acerca de la espiritualidad maya, y porque no quería invadir a las mujeres con las que trabajábamos.
Fue así como empecé a profundizaren la espiritualidad y a tenerle respeto por lo que es por lo que representa y por lo que será.

Admiro a los que verdaderamente viven y practican la espiritualidad maya desde la profundidad de sus pensamientos, acciones, corazón y vida.

Admiro la terquedad por no decir la fuerza profunda con que resguardan sus saberes y las experiencias de vida que conllevan un poder renovador con el cada día.

El respeto a la creación y a su Creador y Formador es un ejemplo a seguir desde los que no tenemos esa relación con todos los elementos sabiendo que somos uno entre la creación total y el Creador.

El uso de los elementos en las ceremonias y el significado de cada uno es muy importante saberlo para tener las intenciones que están en el corazón y se hacen presentes a través de las ofrendas, por eso digo es un enlace entre lo creado y el Creador.

La riqueza ancestral trasmitida de generación a generación es digno de imitar, porque demuestra que tienen historia, que tiene fe que tienen una vida que es pasado es presente y es futuro.

La herencia recibida de los abuelos y las abuelas, quienes cuentas las historias a los niños  y niñas que se sientan a sus pies para aprender de lo intrínseco que es la vida y la fuerza adquirida a través de las palabras que luego son práctica, vida y bendición.

La tradición oral como fuente fidedigna de inspiración juega un papel importante en la memoria de los pueblos y en la fe y espiritualidad propia de los mayas, ya que  quisieron exterminarlos y no pudieron, quisieron confundirlos y tampoco pudieron, quieren ahora hacerles ver como proyectos turísticos y tampoco lo lograran, porque es vivencia dinámica, viva en actitud de respeto, adoración y realidad que nace de lo profundo del corazón.

La espiritualidad como medio de resistencia en medio del cotidiano y del diario caminar de un pueblo anuncian con vehemencia la presencia de Dios y su pueblo muestra agradecido la buena voluntad a través de las ceremonias, oraciones y recordatorios del pasado para vivir el presente en seguridad y recogimiento de construcción hacia un futuro.

El miedo al Dios no conocido es lo que hace que neguemos la existencia del otro con sus valores, virtudes y creencias. Pero negar no significa que desaparezcan, existen y estarán presentes creamos o no

Una espiritualidad maya esta llena de convicciones profundas de fe y esperanza que pasan por la familia, la comunidad y la creación total para llegar a una vida en plenitud.

Los símbolos como medios de comunicación entre el ser y el SER, son tan importantes como la vida misma, ya que es a través de ellos que hablan con el SER llamado Ajaw y les permite un contacto íntimo lleno de justicia, equilibrio y paz

 La historia nos dice que al tratar de avasallar al indígena tambien trataron de borrar de la memoria histórica toda una creencia que ya existía desde muchísimo antes de la llegada de los españoles, acusándoles de idólatras y otras cosas más, porque no entendían las formas de adoración y de relación de cada pueblo y el Dios al cual adoraban. Eso se paga hasta hoy porque tambien se traslado al pueblo evangélico y fue un divorcio total entre la cultura, pueblo, costumbres y vivencias espirituales de cada pueblo.

Obligar a la fuerza a renunciar a las costumbres y culturas propias de los pueblos. ¿Es evangelio? Bueno me lo he preguntado y me lo preguntare siempre, porque las únicas condiciones a los gentiles según el primer concilio fue no comer carne sacrificada a ídolos, no comer sangre y no fornicar.

Entre el ayer y el hoy nos movemos en una lucha constante por hacer validar la Espiritualidad  maya que desde nuestros antepasados ha sabido responder a las necesidades e inquietudes del corazón de los pueblos que en su búsqueda no han dejado morir el amar la verdad y sus diversas formas de manifestarse en la vida cotidiana de cada uno.

He recibido muchas enseñanzas al respecto y eso me ha hecho respetar, admirar, reconocer y agradecer a quienes me han llevado por este camino que es un camino que se anda sin parar para no dejar morir las ultimas cosas.

Gracias por todo lo aprendido y por todo lo que falta por aprender…
Publicado por Espiritualidad Maya de Guatemala

jueves, 22 de diciembre de 2011

Los Sueños

Mis sueños no son míos,
Los adopté de Otro,
Ahora los comparto,
Y solo por ello, también son míos
 
Son sueños transformadores
De profunda alegría,
De rica esperanzanza,
De vida intensa y gozo
 
Mi sueños no son para mí,
Son para otros, para todos,
Yo solo los comparto
Pero son más que sueños
Son camino y
Son realidad, realizadora

Fabio García
Gracias Fabio por este regalo me anima a seguir soñando

sábado, 17 de diciembre de 2011

El viejito y la maldición de los 70

La otra mañana echaba gasolina cuando de pronto sentí una presencia tras de mí. Cuando me di la vuelta me encontré con un señor quien me miraba atentamente. De momento me asusté, pero lo saludé con un firme ¡buenos días! La respuesta del caballero no se hizo de esperar “que maldición es llegar a los setenta años” y permaneció con su mirada fija en la mía.

Me detuve antes de decir nada y traté de analizar si estaba frente a un paciente de salud mental, pero al instante ante su próxima frase comprobé que no. “Creo que Dios se ha equivocado con algunas cosas, como el hacerse viejo, lo que es una maldición”. Permaneció en silencio como si ansiara escuchar algo en específico. Yo sólo pude contestar “la vida está compuesta por unas etapas y cada una tiene momentos difíciles y otros buenos, pero hay que atravesarlos todos”. Le comenté de mi diabetes y le dejé saber que por momentos para mí se convierte en una maldición.

Al escuchar sobre mi maldición me preguntó mi edad y abrió grandes sus ojos cuando le dije que estaba en los cincuenta y ya le estaba siguiendo los pasos. Le comenté que teníamos que animarnos pues todos teníamos momentos difíciles. Le di la espalda un momento para finalizar la tarea de la gasolina y cuando me volví hacia el hombre, ya había desaparecido. Miré de un lado a otro de la calle pero ya no estaba por aquellos lares.

Cuando seguí mi marcha hacia el trabajo llegó a mi mente la pregunta ¿qué vino a decirme este mensajero en una mañana tan cercana a la navidad? por qué me seleccionó a mí para compartir su maldición? Vinieron a mi mente las tantas maldiciones que cargamos los humanos, algunas que nos heredaron los que nos rodean y otras que hemos cosechado producto de nuestros actos. Pero a fin de cuentas maldiciones.

Pensé en los que viven quejándose de su situación económica, los que viven infelices con su pareja y terminan abandonado el barco y de paso a los hijos. Vinieron a mi mente los que he oído maldiciendo sus pensiones alimenticias. Los que sienten que el trabajo es una maldición que les roba tiempo del famoso “jangueo” que quisiéramos durara toda la semana. Hay los que consideran el tapón matutino su maldición. Para otros, el cuerpo es su maldición al no poder tener las medidas o la nariz de los artistas de las telenovelas. Quienes por cierto tampoco aceptan las suyas.

También recordé los que viven maldiciendo la casa en la que viven, la ropa que tienen pues quisieran otra que no pueden tener. Los que maldicen su sexualidad. Los que maldicen la lluvia luego de lavar sus carros. O maldicen a los que van en la carretera y le hacen cortes de pastelillos. O los que son diferentes y piensan diferente.

En fin, infinidad de maldiciones en una era donde vivimos inconformes con lo que somos sobre todo lo que tiene que ver con el interior. Con esa aceptación propia de donde parte toda realización humana. Vivimos rechazándonos a nosotros mismos y por ende todo lo que nos rodea. La maldición de no ser. Esa que es la peor de todas, pues es un hechizo contra la grandeza que encierra el ser persona y sus potencialidades. El ser humano que ha sido creado de naturaleza divina. De una maravilla tal que hasta el mismo Dios quiso hacerse humano en una navidad para demostrarnos cuanto vale su más hermosa creación.

Terminé mi reflexión con deseos de más conversación con el viejito, pues de momento su maldición se convirtió para mí en una gran bendición…

Lourdes Ortiz
17 nov 2011

domingo, 11 de diciembre de 2011

La espiritualidad de las cosas esenciales

José María Rodríguez Olaizola, S.J.

A veces decimos algo así como “las cosas son más simples de lo que parecen”, o aconsejamos a alguien “no te compliques de más…” ¿Es la realidad simple o es compleja? Hay muchos ámbitos donde nos liamos en disquisiciones, sutilezas y matices, cuando lo mejor sería ser sencillos. ¿O más bien es que no se puede simplificar lo que es sofisticado? Al menos en tres ámbitos se me plantean de vez en cuando esos dilemas: la fe, el amor y la comunicación entre las personas.


No sé si es por ir haciéndome más sabio, mayor o más vago, pero últimamente me inclino por las soluciones simples. Menos teorías y más cotidianeidad. Menos puntualizaciones y más “síes” o “noes”. Menos sutilezas y más sinceridad. Tengo un buen amigo que en teología me decía que, en momentos de agobio, había que aferrarse a la espiritualidad de las cosas esenciales: “Dios es bueno, y nosotros somos limitados”, decía él. A veces me acuerdo de la expresión. Y me ayuda.

Más difícil sería explicar en qué consisten esas pocas verdades. Pero, sin duda, entre ellas habría que afirmar que uno busca el amor en la vida, aunque no esté en nuestra mano forzarlo, ni exigirlo, ni poseerlo; como mucho, ofrecerlo. Que es importante abrir los ojos, el corazón y el tiempo al prójimo, especialmente al que está más herido, aunque no lo vaya a apreciar. Que la fe siempre tendrá un punto de duda. Que Dios, quien quiera que sea, es bueno. Que la mayoría de las veces todos tenemos razón (las nuestras), y esto no es relativismo, sino sentido común. Que es mejor pedir perdón que levantar una muralla de justificaciones. Que el día solo tiene veinticuatro horas. Que hay que reírse todo lo que uno pueda, con risa sanadora, alegre, viva...

¿Se te ocurren a ti más ideas para este catálogo de las cosas esenciales?

sábado, 10 de diciembre de 2011

El grito de la verdad encarcelada

Serás capaz de escaparte? De no dejar que te encarcelen una vez más como por años lo han hecho los hombres cuyo miedo disfrazado de dominio ha pretendido acallarte?

Estoy convencida que vencerás. No sé si en mi tiempo, pero vencerás. Habrá quien muera en el afán de ocultarte, estarán los muertos vivos por la injusticia de tu encierro, pero tú vencerás. Y darás al hombre un nuevo rostro capaz de mirar y dejarse mirar en lo más profundo del ser. Transformarás el baile de disfraces en el que el hombre cree bailar libremente, en uno donde pueda usarte de vestido.

Hoy me gritas desde el calabozo donde dormitas a ratos y a ratos das vueltas buscando la salida. Me encuentras en mi búsqueda de ti cerca del muro donde tu carcelero te ha encerrado, y en un aullido de resistencia aclamas que vencerás. Que no dejarás que la mentira te robe tu sitial. Que las máscaras se pinten en tu rostro. Que escaparás del maldito opresor y te alzarás sobre el costado de quien fue hecho para defenderte y ya lleva demasiado tiempo acallándote, mancillándote, pretendiendo enterrarte sin comprender que tú estás viva y no morirás.

Los pueblos serán reivindicados, la mujer será amada, el planeta será regenerado y el hombre inevitablemente será transformado por la furia de su conciencia que tu espíritu desatará.

Y serás libre, serás verdad…

viernes, 9 de diciembre de 2011

El Policía de mi ruta

Cada mañana me encuentro al policía que guía el tránsito en mi ruta matutina. Cuando todos van o mejor dicho vamos en la loca carrera de la mañana. Tan pronto me voy acercando a la avenida principal se siente el tumulto de carros que tratan de salir hacia sus distintas rutas. Hay varios policías que dirigen el transito en diversas luces, pero el policía que baila. Ah! el policía que baila, ese me tiene conquistada.

Cada mañana este policía alegra la vida de los que por allí transitamos. Los bocinazos se convierten en toques de los viajeros para saludar al guardia quien amablemente saluda y tiene diversos gestos para los que ya nos hemos convertido en su público. Resulta sorprendente como los rostros de las personas se ven sonrientes, sacando sus manos para saludar, cediendo el paso a otros. Una dinámica poco usual sobre todo a esa difícil hora de las siete de la mañana donde pareciese que hay mas carros que habitantes en el país.

Mi relación con este oficial del orden público ha ido evolucionando como la de otros viajeros. Al principio era de observarlo y reírme en silencio, ante sus curiosos pasos de baile sin música en medio del semáforo, o verlo bailando y a la vez tomando café, o ver como la gente se paraba a darle agua u otras cosas. Los camioneros tocando sus bocinas para saludarlo y hasta el que vende el periódico se consiguió un pito y en ocasiones lo he visto ayudando a dirigir transito con una gran sonrisa.

Llegó el día en que mi mirada se cruzó con la de éste personaje y desde ese momento el policía tiene su propio ritual cuando paso cerca de su semáforo. Sin dejar de bailar, planta su gran sonrisa, me hace un gesto de admiración y me dice adiós. Yo le sonrío y le digo adiós como si nos conociéramos de toda la vida. Incluso recibo con agrado sus gestos de piropo, cosa que protestaría de cualquier otro extraño.


Y es que este policía rompe los esquemas y reinventa formas de hacer su trabajo con una alegría que contagia el ambiente. Más que señalar a la gente cuando pasar y cuando detenerse, este policía se hace amigo de los civiles en medio de vía. Regala un comienzo de día en el que inspira a sacar lo mejor del alma, espantando el mal humor y esa furia que invade a algunos tan pronto se suben a sus vehículos. Pienso que si cada mañana más puertorriqueños bailásemos, sonriésemos, y saludásemos a nuestros paisanos como lo hace este guardia quizás habría menos accidentes en las carreteras.

De momento me surge la pregunta de cuál será su receta mantener en alto su ánimo cada mañana en medio del smoke, los carros y el calor del sol. Y me disculpan los que viajan por mi ruta si un día se forma un gran tapón en plena vía y de momento me encuentran bailando en medio de la calle con el policía amigo…

domingo, 4 de diciembre de 2011

Defensa de la alegrìa

    DEFENSA DE LA ALEGRÍA

Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
                  y también de la alegría


Mario Benedetti

sábado, 3 de diciembre de 2011

Otra Navidad sin visitar tu casa




Iniciando este tiempo de preparación para la Navidad han pasado por mi mente todos los gratos momentos que tu presencia me ha regalado.

Viajo a tu vecindario, a ese lugar donde siempre me recibes con los brazos abiertos. Camino por tus calles y me encuentro a tus muchos niños que sonríen y me abrazan en cada visita con más amor.
Me invitas a tu casa donde no falta lo principal a pesar de que faltan algunas cosas que entre los vecinos de mi calle son consideradas esenciales para vivir.

Me ofreces de todo lo que tienes, me ofreces posada, me ofreces canciones muy alegres aunque algunas no las entienda. Conversamos largamente, tú en tu lengua y yo en la mía, y nos deseamos todo lo bueno que el ser humano puede alcanzar.

Me lleno de tu alegría contagiosa en medio de una lejana tristeza que me llega desde lo profundo de tu ser. Salimos a caminar, me muestras la nueva escuela que están levantando en la comunidad. Me conversas sobre la manera determinada en la que las mujeres siguen trabajando para buscar el pan de sus hijos. Me llevas a los pozos, ese lugar respetado de donde brota gratis el agua para todos, en tiempos donde comienza a escasear.

También conversamos de la situación de injusticia que amenaza la vida de tu gran familia. Me compartes tus ilusiones y esperanzas, me pides que no te olvide. Que tus sueños no se alcanzarán si otros no llegan hasta tu puerta. Que tus niños no podrán estudiar si no llegan buenas personas a compartirles el pan de la enseñanza. Que los techos de las casas comienzan a derrumbarse por las lluvias y las latas de galletas con que han sido construidos no detienen el agua que se cuela por las rendijas del techo.

Pero de momento cambias el tema y me hablas del asopao que han preparando en honor a mi visita. Me cuentas como se han dividido los ingredientes entre todos, me llevas al fogón donde el gran caldero ya está hirviendo. Los niños corren descalzos mientras juegan con carritos de lata y una gran algarabía se siente por todo el barrio.

Casi me olvido que tu casa queda en un batey de haitianos en la frontera, donde muchas veces toca arroparse con el hambre. Las medicinas son inexistentes y la pobreza material hace que el alma sufra ante la falta de lo mínimo para una vida digna. Mientras en mi pueblo seguimos derrochando.

Sin embargo allí se sigue viviendo algo único, que por alguna razón me suena cercano a lo que Jesús vivió cuando nació en el pesebre. Un cierto despego, una disposición de ver en el otro el mayor regalo. Una alegría serena que aún no alcanzo a comprender desde mis esquemas materialistas.

Y definitivamente mi Navidad no será igual sin poder visitar tu casa, pero sé que aunque no nos encontremos en esta Navidad, en tu casa habrá un espacio para mí.



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Datos personales

Mi foto
Puerto Rico
Bienvenido (a) este espacio de compartir aquello que me dice el amor luego de veinte años de convivir con el dolor y las luchas de mujeres y hombres en Puerto Rico y más allá de nuestras fronteras. Quienes con sus vidas me han ofrecido profundas lecciones sobre lo que es la vida y las razones para seguir apostando al amor como única respuesta...