lunes, 19 de agosto de 2013

Es tan poco


Lo que conoces es tan poco
lo que conoces de mí
lo que conoces
son mis nubes
son mis silencios
son mis gestos
lo que conoces
es la tristeza
de mi casa vista de afuera
son los postigos de mi tristeza
el llamador de mi tristeza.

Pero no sabes nada
a lo sumo piensas a veces
que es tan poco
lo que conozco de ti
lo que conozco
o sea tus nubes
o tus silencios
o tus gestos
lo que conozco
es la tristeza
de tu casa vista de afuera
son los postigos
de tu tristeza
el llamador de tu tristeza.

Pero no llamas.
Pero no llamo.

Benedetti

sábado, 17 de agosto de 2013

Contemplación frente a la Zarza

He sentido en cada parte de mi cuerpo cuanto toca seguir descalzándome para poder estar frente a ti Señor.

 Descalzarme de mis pensamientos, esos pensamientos producto de las heridas, que me lastiman y restan fuerzas para la oblatividad. Pensamientos que nublan  mi semejanza con el Creador.

Descalzarme de mis palabras, aquellas palabras que no edifican, que crean confusión, que no son de esperanzas. Aquellas palabras de las que necesito desvestirme para que todo lo que salga de mi boca sea para el Reino.

Descalzarme en mi corazón, de esa negación de incorporar el dolor como camino de redención, descalzarme de los sentimientos de tristeza o coraje ante aquellas injusticias o eventos que no logro comprender. Ante mis propias carencias frente las cuales severamente soy mi propia juez.

Descalzarme de mi cuerpo, donde por alguna razón se  muestran los excesos que cargo, el exceso de comida, bebida mientras otros no tienen que comen ni beber. El exceso de vestido, de cosas que no necesito y me empeño en conservar, el exceso de atención a mi ego, a mis necesidades propias, a los egoísmos que habitan en mi interior.

Descalzarme de mis pies, que no caminan con la voluntad que requiere el proyecto de vida. Que se resisten a caminar más  lejos, a abandonar lo conocido, lo cómodo para ir de la mano del amado al encuentro con el amor. De ese amor que es libertad y entrega sin condiciones y que no sé vivir.

Mis pies que han ardido, que he sentido quemarse ante la urgencia del proyecto, al ser elegida y puesta en tierra sagrada. Mis pies que he sentido arder con gran dolor y en los que Dios me ha mostrado el ardor con el que ama y sufre por  sus hijos.

He sentido frente a la zarza, el dolor, el estremecimiento, la miseria, los gritos del pueblo y de muchas almas que no han recibido la esperanza de ser amadas.

He visto tanta oscuridad frente a mis ojos que mi cuerpo tembló, mis lágrimas se mezclaban con las de mis hermanos y en medio del fuego ardiente escuche la voz que me decía con firme serenidad “Mi pueblo arde y te quiero en medio de ellos”…

 

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Puerto Rico
Bienvenido (a) este espacio de compartir aquello que me dice el amor luego de veinte años de convivir con el dolor y las luchas de mujeres y hombres en Puerto Rico y más allá de nuestras fronteras. Quienes con sus vidas me han ofrecido profundas lecciones sobre lo que es la vida y las razones para seguir apostando al amor como única respuesta...