sábado, 30 de mayo de 2009

Renovando la Esperanza hacia el trabajo Comunitario

Renovando la Esperanza hacia el trabajo Comunitario


Lourdes M. Ortiz M.T.S
Directora
Centros Sor Isolina Ferré-Caimito
Periódico Trazos

Seguimos con ganas con ganas renovadas de que la justicia y la plenitud sea en cada hermano(a) puertorriqueño(a). Para los que trabajamos en el tercer sector, esos hermanos (as) tienen rostros y aguardan acciones concretas que les permitan el desarrollo al que han sido invitados por la creación.

En los Centros Sor Isolina Ferré, nuestra misión con la juventud es un llamado que no tiene esperas. Los participantes que caminan junto a nuestra Comunidad de Aprendizaje, ni siquiera querían tomar vacaciones en diciembre. Ha habido aquellos que han pasado la navidad con nosotros, no sólo en el corazón, si no con la presencia física ante la falta de familias con las que celebrar. Que digo celebrar. Para muchos, ante la falta de familias que les provean como mínimo un techo seguro…libre de maltrato, de drogas, de abuso y por qué ocultarlo, hasta de alimentos. Con ellos hemos celebrado navidad y confirmado que, como decía Sister Isolina, se da gloria a Dios en la plenitud del hombre y la mujer .

Iniciamos un año donde todo pareciese decirnos que el pesimismo debe embargarnos, que no hay razones para trabajar con gozo. Iniciamos un año donde hay amenazas económicas, sociales, morales y ambientales a nivel local y mundial. En medio de eso, seguimos en pie la gente que seguimos apostando a que el amor que guía nuestras convicciones pueda regenerar el barro. Las organizaciones sin fines de lucro, las comunitarias, las que brindan servicios a poblaciones en desventaja, el tercer sector o como prefiramos llamarlas, no cejamos en nuestro convencimiento de que es posible ese mundo donde todos quepan y donde haya oportunidades justas para aquellos que la sociedad ha relegado.

Nuestros horizontes brillan, pues tenemos muchas estrellas que van alcanzando su luz en la medida que esas oportunidades llegan. Quisiera compartir el caso de un joven maltratado física y emocionalmente por sus “seres queridos”, quien luego de caminar prácticamente todas las escuelas de San Juan, llegó al Centro lleno de ansiedad y coraje. No puedo olvidar cuando un día, luego de una reunión con un corillo por conductas disruptivas, me quedé conversando con él, quien estaba sentado en mi silla de “directora”. Luego de conversar sobre las conductas sociales y hacer las preguntas de rigor sobre el por qué de su “jodeina en el Centro”, vi en su mirada la otra cara que hasta ahora no había visto. Entonces logré hacer la pregunta correcta, ¿quién ha sido la persona de quién tu has esperado amor y no lo has recibido? En ese momento su rostro cambió. Comenzó a llorar, y comenzó un camino en el Centro que aún hoy, luego de casi tres años continúa.

Porque en nuestras organizaciones, en el Centro y las muchas otras que a diario trabajan por las comunidades, no hay límites en la disposición y la entrega para que cada participante encuentre su camino. No tenemos horarios, ni tiempos, ni vacaciones de la misión . A cualquier hora toca salir a atender una emergencia, un intento suicida, sacar un joven del punto de drogas, pues lo han amenazado de muerte; recibir una llamada de otro en la madrugada, quien “embollao” declara que se “escocotó”, pero que quiere seguir; recoger otro de la calle porque lo botaron de su casa, y así las historias no paran.

Lo más sorprendente, es el caudal de vidas que en la medida que encuentran espacio de sanación comienzan a renacer, cual jardín que ha estado mucho tiempo sin agua. Andamos todo el tiempo viendo cómo creamos nuevos espacios para atajar la marginalidad, el desempleo, las complicaciones sociales y emocionales de la falta de oportunidades y de amor...

En este nuevo año enfrentamos un reto que no es nuevo, pero que cobra nuevas manifestaciones. El lograr mantener la operación de estos Centros e instituciones que en muchos casos se convierten en hogares para nuestros participantes. Para muchas organizaciones, el inicio del año ha sido con reducciones y recortes, para otras con cierres. En los Centros, tocó iniciar con reducción de horas a 260 compañeros, por lo adeudado por el gobierno. Reducción ante la cual vamos dando la batalla para que no se vean afectados los servicios. Pero no me detengo en esto, pues ya hemos dicho mucho al respecto. Me detengo en lo que no tiene esperas, que es la vida de la gente que son nuestra misión. Aquellos por los que Sister Isolina, desde adolescente, decidió dejar cuanto tenía o usar lo que tenía para ayudarlos en su revitalización. Por esas comunidades donde niños (as), jóvenes y adultos viven cada día en medio de la pobreza, la falta de oportunidades, el dolor emocional de historias de sufrimiento, el estigma y el coraje de las injusticias que cada día toman nuevas formas.

Es ante esas vidas que nosotros reclamamos. No se trata de nosotros, aunque sí, en justicia, el tercer sector es un patrono que emplea y sostiene casi $226,000.00 familias en el país. Es el tercer sector el que logra que nuestro país no colapse, el que brega con aquello que crea el sistema ante la falta de una propuesta de sociedad humana integral como país, como pueblo y más allá del gobierno. Cada vez recibimos más llamadas y peticiones de servicios de jóvenes, madres adolescentes, personas desempleadas, afectadas emocionalmente, que no sólo provienen de las comunidades que atendemos, si no que pueden provenir de cualquier sector residencial o económico del país.

Creo que cada vez hay mayor conciencia en la ciudadanía sobre la solidaridad que requiere que el tercer sector siga adelante. Del gobierno somos aliados, y como aliados merecemos el pago y las condiciones contractuales por lo que en justicia aportamos al país . Pero hoy, el llamado va a nuestro pueblo, pues la conciencia de que se haga la paz y la justicia debe movernos a apoyar el trabajo del tercer sector de manera concreta. Labor voluntaria, ayuda de artículos, ayuda de arreglo a las facilidades de las organizaciones, servicios de consultoría gratis, etc.

Una forma necesaria de ayuda en estos tiempos es la económica. Para nuestras organizaciones cada centavo cuenta. Mensualmente recibimos algunos chequecitos de $5.00 $20.00 ó $25.00. También recibimos los más grandes, los corporativos y todo lo que llega. Todos los recibimos con gran esperanza y vemos a estas personas y corporaciones como colaboradores directos de la misión. Entendemos que hay que ofrecer una mayor divulgación sobre los beneficios contributivos que existen en la actualidad para que más personas se muevan a contribuir con nuestras organizaciones.

Sin embargo, la realidad es que necesitamos se legisle para que se logre incentivar de manera más directa las donaciones a las organizaciones sin fines de lucro. Creemos que ante la situación de recesión que demanda mayor respuesta de nuestro sector, se hace urgente el que a su vez se nos provean oportunidades justas para que los contribuyentes puedan económicamente apoyarnos. Por lo que sería meritorio solicitar que se apruebe una exención del 100% sobre lo que se done a este sector. Acciones justas para que sigamos construyendo la justicia.

Que no quepa duda que seguiremos trabajando duro y con gozo. Más ahora que antes. Para nuestras poblaciones, los tiempos casi siempre son duros y de recesiones constantes. Por ellos, y ante ellos, es que nuestro espíritu se fortalece y nos hace seguir creyendo en ese mundo dónde el amor sea la única respuesta.

Datos personales

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Puerto Rico
Bienvenido (a) este espacio de compartir aquello que me dice el amor luego de veinte años de convivir con el dolor y las luchas de mujeres y hombres en Puerto Rico y más allá de nuestras fronteras. Quienes con sus vidas me han ofrecido profundas lecciones sobre lo que es la vida y las razones para seguir apostando al amor como única respuesta...