He leído sobre todas las locuras
que se van dando en el "Facebook": secuestros, acoso, y secuelas de
muerte. La famosa invasión a la privacidad, en una era donde casi todo es público
y en las redes nos construímos nuestra propia fama.
Sin embargo, he estado
reflexionando en la cadena de mensajes positivos que a diario leo en mis redes.
Personas que han descubierto un espacio de expresión dónde compartir la
esperanza y lo positivo de la vida. Pensamientos, fotos, notas de todas clases
que sirven para inspirar al más decaído.
Veo cómo ha ido surgiendo una
nueva expresión pública, un despertar de sueños, poesía, alegría, que no se
suele sentir en los medios de comunicación, donde con frecuencia se refleja un
cierto pesimismo y miedo ante las situaciones que aquejan a nuestro mundo. ¿No será que la población se está cansando de llenarse de
negativismo y andan buscando espacios dónde demostrar la riqueza y la bondad
del ser humano?
Un reconocido siquiatra de San
Juan, me enseñó hace un tiempo a tener cuidado con las horas y tiempo que le
dedicaba a mantenerme informada del acontecer diario en el país. Me recomendaba
que no era conveniente ver noticias antes de dormir, y que se debía ser
selectivo en lo que se leía o se veía. Esto para cuidar la salud mental. Tengo
especial admiración por leer los mensajes que comparte la población joven del
país, esos que son tan criticados por la sociedad por sus conductas, que en
ocasiones atentan contra el llamado orden social. Creo que las redes les dan un
espacio para ser creativos y dejar salir el espíritu genuino de la
adolescencia, con todo lo que eso conlleva. Algunas noches, antes de dormir,
suelo pasear por sus perfiles y leer cosas curiosas, alegres, algunas verdades
que a los adultos no nos gusta escuchar,
pero sobre todo llenarme del amor y optimismo juvenil.
Me parece que se ha declarado un
nuevo tiempo en las redes entre muchos que, ya cansados de la muerte y la
violencia, han decidido apostar por la vida y el amor. Felicito a todos
aquellos que se lanzan a la aventura. Un amigo sacerdote argentino que
diariamente comparte cosas inspiradoras,
me decía hace un tiempo: “Ché, con el facebook
he descubierto que soy poeta”, y me invitaba a seguir compartiendo lo suyo, lo
mío y lo de otros para llegar a más personas.
Cada día son más los que se suman
a esta nueva comunidad tecnológica y superan las barreras de las distancias
para encontrarse, más los que se descubren poetas, escritores. Los que crean
cadenas para resaltar cosas positivas a favor del medio ambiente, de los
derechos humanos, la salud, la espiritualidad, de las enfermedades como el cáncer,
etc. Los que se renuevan cada día al dar
y recibir mensajes dirigidos a resaltar el caudal de potencialidades que hay en
el ser humano.
Quizás sería bueno seguir
invadiendo estos y otros espacios, abriendo otros caminos dónde se pueda seguir
comunicando, animando, amando, construyendo puentes, y quien sabe si el día
menos pensando lo verdadero de nuestra humanidad puebla la faz de la tierra.