lunes, 6 de mayo de 2013


Acompañando el dolor

 
En estos días me ha tocado acompañar heridas  relacionadas a la falta de amor en el establecimiento del vínculo primordial. Ese que nos hace sentir desde antes de nacer que somos deseados, que somos esperados y que al llegar seremos recibidos con total incondicionalidad.

 
Me ha tocado acompañar  y escuchar  historias que desde antes de ser narradas ya sabía que estaban allí, detrás de la coraza. Una persona me narraba como sufrió toda clase de maltratos físicos desde su temprana infancia hasta la adultez cuando pudo abandonar a su agresora. Otra que  llegaba  llorando al no poder aguantar el impulso y acostarse con alguien de quien sabe no puede esperar nada. Otra que no logra manejar el rechazo, que se victimiza ante cualquier circunstancia y se aleja de las relaciones. Alguien que  me compartía como su madre la golpeaba cuando no lograba entender las asignaciones o sacaba malas notas. Alguien que me compartía que de niño  anduvo de hogar en hogar,  hasta que fue adoptado por el “diablo” y hoy día no logra controlar muchos de sus impulsos. 

 
Rechazo, rechazo, rechazo y sus consecuencias. Demasiado rechazo, desde la indiferencia sutil que hace parecer que todo estuvo bien y uno es el quien está mal. La ausencia de las figuras paternales  que forman las primeras ideas sobre ser persona. Relaciones superficiales, muestras de afectos vacías. Exceso de posesiones materiales versus ausencia de relación. Dobles mensajes entre los padres que hacen sentir al hijo responsable de los desastres de la familia. Alcoholismo sublimado en participación en iglesias y obras de caridad.

 
Desde lo sutil  hasta abusos más insospechados como dejar sin comer varios días a menores de edad, castigarlos con las manos o con objetos, insultos, hasta abuso sexual. No hay día en que no roce de alguna forma el dolor de mi pueblo y no hay día en que no se me ofrezca razones para entender porque el amor anda en peligro de extinción. Pues la cadena va de generación en generación.

 
Producto de las heridas, cuando la persona se mira así misma ve algo que no es lo que en realidad es, lo que ve no le gusta  y se aleja del yo verdadero.  Así empieza a actuar de otras formas alejadas de su esencia. Se crean personajes, máscaras y la persona se desasocia de sus verdaderas emociones. Terminando en muchas ocasiones llenos desconfianza e inseguridad,  de  ansiedad,  miedo o coraje. Buscando afuera lo que no logra encontrar adentro y  apegándose a aquello que le dé seguridad y placer.  Adictos a toda clase de conductas y cosas, personas, comida, bebida, conocimiento, espiritualizaciones, compras, sexo, reconocimiento etc.

 
Desde el Instituto caminamos convencidos de  la gran bondad que hay en el interior de cada ser humano. Reconocemos esa dignidad que todos poseemos, creyendo en el caudal de dones que Dios ha puesto en cada persona y que un autoconcepto deforme nos ha ocultado.

 
Hemos podido presenciar los milagros de la transformación cuando la persona descubre su verdad y reescribe su historia.  Cuando se permite reconstruir lo vulnerado de su vida. Hemos visto tanta liberación,  que estoy convencida que toca seguir escuchando, acompañando, facilitando esos viajes de regreso al hogar interior donde habita la herida pero también el manantial de la persona.

 
Definitivamente este camino me regala cada día  un reencontrarme con la plenitud del ser humano. Un regocijarme desde la riqueza del manantial que habita en la persona y que brota a caudales cuando la persona sana.  Poder celebrar la vida,  la verdadera esencia,  la identidad de la persona que es bondad. Esa dignidad que Sister Isolina reconoció en cada ser y por la cual nos toca seguir abriendo espacios de liberación. 

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Bienvenido (a) este espacio de compartir aquello que me dice el amor luego de veinte años de convivir con el dolor y las luchas de mujeres y hombres en Puerto Rico y más allá de nuestras fronteras. Quienes con sus vidas me han ofrecido profundas lecciones sobre lo que es la vida y las razones para seguir apostando al amor como única respuesta...