jueves, 18 de agosto de 2011

Para ti y para mí



Quizás un día amanezcas dándote cuenta…

Y comiences a cuestionarte porqué no lo viste antes.

Y te detengas sentado en el tren mientras corre a toda velocidad.

Quizás te preguntes porqué no abriste tu corazón, porqué no lo dejaste pasar cuando tocó a tu puerta.

Y pases revisión de tantos momentos donde lo viste de frente pero no lo notaste. De que hoy sigue frente a ti y sigues sin verlo.

Y te des cuenta cuantos momentos se sentó a tu lado, te sonrió, espero pacientemente, te quiso regalar su presencia, te rozó y te alejaste.

Te invitó a pasar por su tienda a compartir los frutos de su cosecha y las esperanzas de la nueva siembra.

Quizás en ese momento te percates de los detentes que pusiste para no dar paso.

De los miedos que dejaste apoderar cuando te hizo la invitación, cuando se desnudó frente a ti.

De los pensamientos que albergaste y los juicios que aceptaste para mantenerte a distancia.

Quizás ese día entiendas que el amor aspira a expresarse de manera completa, de manera atrevida, de manera diferente.

Que el amor no teme decir aquello que busque el bien aunque no suene a poesía.

Que el amor se maquilla de ilusiones, invita a jugar, a atreverse a revolcarse por la arena mientras se ríe a carcajadas, que el amor vuela y recorre distancias.

Que el amor quiere tocar lo más profundo del corazón, compartir pozada en medio de las tormentas, disfrutar una puesta de sol, una playa alborotada, que el amor comparte los sueños. Los sueños por vivir y los sueños frustrados.

Que no se conforma con nimiedades y formalismos. Que traspasa las apariencias y se mete hasta el fondo. Que te hace nuevo y nos hace nuevos en cada encuentro donde lo dejamos manifestarse.

Que cada día busca más porque busca el todo. Qué transforma lo viejo en nuevo, lo pequeño en grande. Qué es capaz de transformarte si se lo permites.

Que el amor puede ser vivido sólo entre aquellos que lo decidan, que no se exige, se elije. Y si no se elige sigue su camino y amenaza con extinguirse.

Que el amor necesariamente te hace crecer, te propone retos, te hace libre, te lleva a cambios y nuevos cuestionamientos.

Tal vez te des cuenta de que hay mil formas de expresar una única verdad, formas que pueden ser locamente validas siempre que procuren tu libertad.

Quizás una mañana decidas dejar de preguntarte en silencio por aquello que te suena extraño y aceptes que para crear un mundo diferente se deben crear maneras diferentes, relaciones diferentes. Y que quizás esa relación que te ha parecido más lejana, más insignificante, más absurda, menos profunda es aquella donde el milagro está esperando

Quizás te des cuenta que sólo abriendo el corazón con toda su imperfección y atreviéndote a darte todo (a) serán posibles esas nuevas relaciones. Sino sólo serán quimeras bien intencionadas.

Quizás esa misma mañana decidas responder esa invitación abierta, romper con los fantasmas de la soledad que te rodean, y te atreverte a enfrentar los miedos de quitar las mascaras que te alejan del amor.

A lo mejor logras ver que es mejor una vida imperfecta en relación con otros (as) que un espacio seguro, controlado, calculado pero lejos de la fuerza que te hace crecer, que da vida.

Ojalá te des cuenta que aún te está esperando y decidas. Que te convenzas de que es aunque se manifieste de manera atrevida y diferente.

Ojalá que aceptes la invitación…

Y ojalá que el amor no tenga que esperar hasta la eternidad…

Lourdes Ortiz

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Puerto Rico
Bienvenido (a) este espacio de compartir aquello que me dice el amor luego de veinte años de convivir con el dolor y las luchas de mujeres y hombres en Puerto Rico y más allá de nuestras fronteras. Quienes con sus vidas me han ofrecido profundas lecciones sobre lo que es la vida y las razones para seguir apostando al amor como única respuesta...