sábado, 13 de diciembre de 2008

Lo que me dicen los rostros sobre la Navidad

No sé bien qué quiero compartir, pues la amenaza por la crisis fiscal en el país, me hace recordar lo que me decía un amigo; que debemos estar alerta a todo aquello que nos invite a acomodarnos y querer levantar tres chozas. Que hay que estar abiertos a los cambios que nos recuerdan quién es al autor de esta obra. Y me he planteado de todo, ¿qué pasará en el mundo? ¿Qué pasará en el país? ¿Qué pasará en los Centros? Será razonable pedir con toda nuestra fe que recibamos el dinero que nos deben, que se resuelva nuestra situación, cuando hay tantas situaciones asfixiando a nuestros hermanos alrededor del planeta.

En estos días leía la lectura del evangelio que decía venid a mi todos los que estén cansados y abatidos que yo aliviaré sus cargas”. Sentía esa voz como la voz de nuestra misión, la razón de ser por la que de alguna manera Dios, el universo y tantas buenas personas han ayudado a que sigamos. Me centraba en la razón de ser para la que existimos y los propósitos por los que pedimos poder seguir.

Y recordaba que el otro día íbamos un grupo a Ponce a una reunión y pasamos dos horas de ida, dos de vuelta y una de almuerzo, hablando sobre las diversas situaciones de los participantes. Situaciones de abuso, maltrato, pobreza, abandono. Situaciones de violencia, drogas, calle. Los temas iban de uno a otro con una rapidez como si nos fuese urgente dialogar las situaciones y construir respuestas para estas vidas que no sabemos hasta cuando estarán entre nosotros.

Esta semana me llamó una Intercesora, tarde en la noche, para notificarme que en ese momento un participante estaba siendo agredido por su papá y el joven logró llamar para que lo fueran a ayudar. A esa hora se movilizó una de nuestras trabajadoras sociales, quien junto a la Intercesora acompañaron al joven a manejar su situación hasta que lo dejaron estable. Por esas cosas de la vida, o mejor dicho de Dios, apareció uno de los Policías que participo de nuestro programa Koban, quien estaba de servicio en el barrio y manejó la intervención a la luz de nuestros valores. Hace dos semanas, otro joven completó su proceso de detox gracias a Iniciativa Comunitaria, luego de mucho tiempo en la calle usando de to’ y al reincorporarse al Centro abiertamente ha iniciado un programa no formal desde lo que él llama adicto en rehabilitación, dónde comparte con otros jóvenes sobre toda la basura de la drogas.

La semana pasada ayudamos a una madre que vino al Centro a buscar alimentos para sus hijos, pues no tenía nada en la alacena. Ayudamos a otro joven que no tiene padres y sus demás familiares lo querían sacar de un cuartito donde vive solo hace años, y tuvimos que realizar una intervención para que no quedara en la calle. Uno de los participantes me compartía esta semana cómo se esta levantando gracias el Centro luego de una vida ante la situación de su madre adicta y un padre que lo ha golpeado desde pequeño y por lo que empezó a fumar pasto a temprana edad. Otro día hubo que salir a la carrera a asistir a una participante adulta que se quedó paralizada en su vehículo en medio de una avenida ante una crisis emocional y una Intercesora la fue a buscar, guió su vehículo y la trajo al Centro para que recibiese consejería. En verdad, no hemos tenido tiempo para la pantera que anda suelta por Caimito. Nuestros días no alcanzan para la revitalización de tantas almas que buscan esperanza y alternativas. No ante esta crisis de ahora, si no ante las muchas crisis que son parte de sus historias de vida y que es nuestro llamado atender.

Entonces comienzo a entender esta protesta silenciosa de mi corazón que vibra con la incansable pasión de Sister Isolina que veía la necesidad de su pueblo y no paraba de abrir oportunidades para promover la plenitud entre aquellos de los que más fácilmente nos olvidamos.

Y obligatoriamente viene a mi mente la pregunta: ¿qué me dice el adviento? ¿Qué descifro en mi preparación para la navidad en medio de estos acontecimientos mundiales que a todos nos hacen sentir desasosiego? Y miro la sencilla, pero espectacular decoración que pusieron nuestros participantes en el Centro y veo los signos. Y recuerdo el esmero que pusieron en poner el Centro bonito. Y logro ver en la luz de los rostros de mi gente y ante la crisis económica y moral que estamos viviendo, la razón por la que se dio la navidad. Y entiendo mejor para qué me estoy preparando en estos días. Cuál es el verdadero jolgorio que quiero celebrar y cuál es mi lugar en el misterioso nacimiento del Cristo, quien una vez más nos confirma que vino para crear un nuevo reinado donde todos tuviesen espacio. Que vino para que naciéramos a una nueva conciencia sobre el respeto a la dignidad de toda persona y lo que significa ese respeto en términos de oportunidades. Que vino a proponer libertad de espíritu, a proponer relaciones de hermandad, de igualdad donde pudiésemos convivir y realizarnos en esta gran casa que es la humanidad. No empezó por lo material y ahí esta nuestro enredo en medio de una era materialista. La propuesta del niño empezó proponiendo un cambio del corazón, un cambio en la manera como vemos al otro, cómo realizar que todos somos hermanos. Por eso reunió reyes, pastores y burros a la luz de las estrellas en un humilde rancho.

Adviento me propone que siga liberando mi corazón de los apegos, de los egos, rencores, heridas del pasado, zonas cómodas, ansias de poder y gloria. Adviento me propone que siga sanando mi historia para que ayude a otros a sanar la suya. Que siga abriendo espacio en mi mente y corazón para que, al igual que Sister Isolina, me convierta en sierva de todos aquellos que esperan conocer el amor y la esperanza. Y que logre expandir mis fronteras para que todos cuantos no tengan una casa, un bocado de comida, un trabajo digno, una buena salud mental y física, una educación, y una comunidad de vida puedan encontrarla o por lo menos creer que sí es posible aspirarla. Afirmo que si para que más personas puedan alcanzar ese reino al que tienen derecho toca morir a esta manera en que nos hemos organizado social, moral y económicamente, pues heme aquí Señor, aquí estoy y que se haga tu voluntad. Y ojalá que el miedo no me paralice y que nunca deje de creer que el amor es la única respuesta.

Lourdes M. Ortiz
Dic 2008

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Bienvenido (a) este espacio de compartir aquello que me dice el amor luego de veinte años de convivir con el dolor y las luchas de mujeres y hombres en Puerto Rico y más allá de nuestras fronteras. Quienes con sus vidas me han ofrecido profundas lecciones sobre lo que es la vida y las razones para seguir apostando al amor como única respuesta...